Querides anti-veganes de izquierdas: el veganismo no es clasista ni capacitista

Posted: August 31st, 2020 | Author: | Filed under: General | Comments Off on Querides anti-veganes de izquierdas: el veganismo no es clasista ni capacitista

Traducción del artículo Dear Leftist Critics of Veganism: Veganism is Not Ableist or Classist de Veganarchist Memes (las imágenes son nuestras, son capturas de pantalla de twitter).

Nota: Somos perfectamente conscientes de que la mayor parte de “impedimentos” o “barreras” que señalan les no veganes para legitimar el consumo de productos de origen animal son más bien excusas para poder seguir consumiendo productos de origen animal sin sentirse mal con elles mismes. Es decir, estas “barreras” suelen ser imaginarias, y sirven para apagar la disonancia cognitiva y justificar el especismo. Aun así, creemos que es positivo que intentemos separar el grano de la paja y reflexionar sobre si realmente no existe ningún tipo de barrera, y sobre qué pasa cuando una persona genuinamente vegana y antiespecista se enfrenta a ellas. Encontramos este artículo interesante porque señala que el hecho de que existan ciertas barreras sistémicas (pobreza, discapacidad, acceso físico) que limitan la capacidad de ciertas personas de realizar determinados cambios en sus vidas no desacredita el veganismo para nada, pues el veganismo por definición incluye a tode aquelle que hace todo lo que está en su mano para dejar de participar en la explotación de los demás animales. Dicho esto, os dejamos con el artículo y os aconsejamos que os aproximéis a él con una mente abierta y dejando de lado las actitudes rígidas y elitistas.

El discurso que rodea al veganismo y a lo que atañe a los derechos de los animales no humanos, particularmente en las redes sociales y en los espacios online, a menudo suscita debates apasionados e intensos. Aunque hay muches menos veganes que no veganes en estos espacios (y en todo el mundo), el veganismo ha conseguido llegar al mainstream en los últimos años.

Probablemente como respuesta a esta percibida aceptación y a la creciente presión de otorgar más derechos y reconocimiento a los animales no humanos en la sociedad, una mayoría muy reivindicativa de no veganes intenta contrarrestar la creciente minoría también muy reivindicativa de veganes, utilizando una gran variedad de argumentos.

Una de las críticas más prevalentes por parte de la izquierda, y la crítica en la que nos centraremos en este artículo, es la creencia de que el veganismo es capacitista, clasista y/o inaccesible para muchas personas. Este argumento es extremadamente poderoso porque afirma que el veganismo no es la “mejor” opción para la mayoría de las personas en esta sociedad, ya que muchas no pueden tomar parte en esto debido a discapacidades, pobreza y/o falta de acceso a sus necesidades de vida y de salud. Pero ¿el veganismo realmente excluye a la gente de esta forma? ¿Realmente dicha afirmación representa de forma fiel al veganismo?

Uno de los aspectos más interesantes y enervantes de mi activismo vegano y mi posicionamiento político de izquierdas, incluyendo el activismo que realizo en la página de Facebook que administro, Veganarchist Memes: Breaking Leftist Speciesism, es que la mayoría de la resistencia que recibo contra el veganismo proviene de otras personas de izquierdas: socialistas, comunistas, progresistas e incluso anarquistas.

La izquierda se encuentra en una lucha constante contra la opresión sistémica e individual en sus muchas y diferentes formas. Entonces, ¿por qué tantas personas de izquierdas rechazan la idea de tener la obligación moral de acabar con la opresión de los animales no humanos mediante el cese de su uso y explotación innecesaria?

Los contraargumentos hacia el veganismo suelen ser por naturaleza digresivos, e incluyen la salud de las dietas vegetales, la ciencia en torno a la conciencia de los animales no humanos, dónde se debería situar el problema de los animales no humanos al respecto de otras luchas de justicia social, y muchos más. Pero uno de los argumentos más comunes que se utilizan desde la izquierda es que el veganismo es “capacitista y clasista”. Y, para muchas de las personas que utilizan este argumento, cualquier tipo de teoría o praxis que se sitúe en contra de la opresión sistémica hacia los seres humanos, y al mismo tiempo plantee un mundo en el que los animales no humanos se encuentren liberados del control humano, es inviable.

Para estes crítiques del veganismo, abordar los problemas de la pobreza y de los derechos de les discapacitades debería ser preferente ante la preocupación por los animales no humanos, ya que insisten en que la (dis)capacidad y la clase social pueden ser barreras al veganismo, haciendo de este un privilegio propio de personas que no tienen que enfrentarse a este tipo de obstáculos. Sin embargo, luchar contra la opresión tanto de los seres humanos como la de los no humanos no tiene por qué ser incompatible. Esta noción de que el veganismo es excluyente y privilegiado es un malentendido de los argumentos y matices que siempre han estado en las raíces del veganismo.

Un malentendido importante que aparece a menudo en los medios de comunicación y que es propagado tanto por parte de veganes como de no veganes es el equiparar los conceptos “veganismo” y “dieta vegetal”. Una dieta vegetal, es decir, una dieta compuesta completamente de plantas, no implica necesariamente un posicionamiento político; estas dietas a menudo se adoptan por una gran variedad de motivos, desde la preocupación por el bienestar de los animales no humanos hasta la la salud, o incluso el impacto medioambiental de las dietas que dependen en gran medida del consumo de animales no humanos.

Aun así, no nos confundamos: el veganismo sí que implica, entre otras cosas, alterar y mirar de forma crítica a la producción y consumo de alimentos. Pero también incluye mucho más que lo que la gente consume: el vestirse con alternativas a la lana, el cuero y la seda; el no participar en o asistir a formas de “entretenimiento” que involucren el uso de animales no humanos como los rodeos, los zoos, los acuarios, las peleas de perros, etc.; y posicionarse en contra de la experimentación en animales no humanos.

La definición oficial de The Vegan Society (la primera asociación vegana del mundo) define el veganismo como “…una forma de vida que busca excluir, en la medida de lo posible y practicable, todas las formas de explotación y crueldad hacia los animales (no humanos) por comida, ropa o cualquier otro propósito”.

Desafortunadamente, la parte de esta definición a la que se agarran las personas de izquierdas no veganas para criticar el veganismo por ser “capacitista y clasista” es la que indica que debemos evitar el uso de animales no humanos para alimentarnos o vestirnos, ya que, para ellas, esto deja fuera a las personas que tienen discapacidades o se enfrentan con la probreza, lo que podría provocar que no fueran capaces de permitirse o prosperar con una dieta completamente vegetal.

Esta crítica podría estar bien fundada si el veganismo inherentemente excluyera a las personas discapacitadas o pobres de la comunidad. La comunidad vegana es diversa y contiene algunos grupos extremadamente problemáticos, pero también existen otros grupos o colectivos que no tienen esta visión excluyente.

Asimismo, es importante que echemos un vistazo a la definición de veganismo de The Vegan Society en busca de una frase crucial que puede arrojar luz sobre el error fundamental de esta crítica al veganismo: la frase “…en la medida de lo posible o practicable”. Este aspecto pequeño pero importante de la definición nos muestra lo flexible y lleno de matices que es el concepto de veganismo, dadas las diferencias reales entre humanes individuales.

Incluso durante algunas de las primeras charlas y encuentros de The Vegan Society, tan pronto como el año 1951, la membresía a la organización incluía el siguiente reconocimiento:

“La membresía en la sociedad está disponible para todes les que deseen ver el objetivo conseguido y que se comprometan a vivir de la forma más cercana al ideal como sus circunstancias personales le permitan (énfasis añadido) […] Nuestra puerta está, de este modo, abierta de par en par, y la Society da la bienvenida a cualquiera que se sienta capaz de apoyarla”.

Entonces, aunque les no veganes, y también muches veganes, de una forma superficial puedan interpretar que el veganismo es una filosofía rígida que ignora las desigualdades y diferencias entre seres humanos, está claro que la historia y el desarrollo del veganismo ha mantenido el movimiento abierto e inclusivo para tode aquelle que desee y busque la liberación de los animales no humanos de la dominación y subyugación humanas.

El escenario de la “isla desierta” se utiliza a menudo como contraargumento para “pillar” a les veganes. Consiste en plantearles la siguiente pregunta: “si estuvieras atrapade en una isla desierta sin comida vegana, ¿comerías animales?”. Debería ser obvio tras leer la definición de veganismo que el escenario de la “isla desierta” estaría incluido en la frase “en la medida de lo posible y practicable”.

Si una persona realmente no tiene otra elección para poder sobrevivir que consumir animales no humanos, esa persona está “excusada” moralmente. En otras palabras, no debe considerarse equivalente el abuso y la crueldad porque sí y el consumo de “productos” hechos a partir de animales no humanos cuando no existen otras opciones.

Este escenario de la “isla desierta” y sus necesidades resultantes se pueden comparar fácilmente con situaciones similares de “supervivencia”, como cuando las personas se ven obligadas a tomar ciertos medicamentos que contienen “productos” de origen animal, como gelatina, o para los que su investigación se ha experimentado en animales, así como en otras situaciones que se escapan del control de algunas personas, en las que una discapacidad particular o una falta de acceso o recursos económicos pueden impedir a una persona prosperar siguiendo una dieta completamente vegetal.

No todes les veganes comparten esta opinión, pero sí que la comparten muches veganes de izquierdas, dado su entendimiento de la compleja y entrelazada historia de las opresiones humanas y no humanas, así como la creencia en la necesidad del desmantelamiento y reemplazo del capitalismo por su efecto intrínseco de marginalizar más y más a grupos vulnerables (humanos y no humanos).

Como punto final, es crucial entender que las pautas éticas contienen una fórmula implícita: “deber implica poder”. En otras palabras, nadie tiene la obligación ética de hacer algo que no puede hacer. No es razonable esperar que las personas se adhieran y practiquen comportamientos éticos si hacerlo está fuera de sus capacidades.

En lo que respecta al veganismo, esta fórmula desde luego se aplica a las personas que no pueden permitirse, acceder o propserar con una dieta completamente vegetal. Lo que no hace es eximir a estas personas de todas sus obligaciones hacia los animales no humanos, solamente de las prácticas y comportamientos de las que genuinamente dependen para su supervivencia.

Ya debería haber quedado bien claro que la tan extendida idea entre las personas de izquierdas de que el veganismo es inherentemente “capacitista y clasista” es una malinterpretación de las obligaciones que conllevan las ideas veganas. Para realmente entender el concepto del veganismo, es necesario comprender realmente todos los matices y la diversidad de opiniones que existen dentro de esta comunidad tan amplia.

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