Por qué ya no soy Vegana™ , por Mexie

Posted: November 3rd, 2019 | Author: | Filed under: General | Comments Off on Por qué ya no soy Vegana™ , por Mexie

Desde la editorial hemos decidido traducir (de forma muy libre) y adaptar al formato artículo el vídeo Why I’m No Longer Vegan™ de la youtuber vegana y anticapitalista Mexie, de la que nos declaramos fans y seguidores. El motivo de traducir y publicar esta traducción/transcripción es que nos identificamos mucho con la forma en la que Mexie enfoca su veganismo y nos parecen muy importantes todos los puntos que saca a la palestra en su vídeo, como la necesidad de no basar el veganismo enteramente en el consumo, la importancia de que el veganismo surja de un posicionamiento político antiespecista y radical, y lo absurdo de los boicots de consumo y la confianza ciega en el libre mercado dentro de este sistema capitalista neoliberal destructivo y devastador sobre el que les consumidores tenemos poco o ningún control.



Tengo algo que confesar: ya no soy Vegana™. Perdóname, Gary, porque he pecado… Ahora sólo soy vegana como un posicionamiento político firme en contra del estatus de propiedad de los animales no humanos, y como una lucha hacia la liberación humana y no humana. Ugh, ¿a quién va a ayudar eso?
Cuando me hice vegana™ un montón de chicas preciosas, delgadas y blancas en instagram me dijeron que podría salvar a los animales comiendo muchas frutas y verduras, y también tomando helado y hamburguesas veganas en lugar de sus variantes no veganas. También me enseñaron que no hay absolutamente nada que justifique no consumir 100% vegano en todo momento, y que una parte importante de nuestro activismo debe ser hipervigilar el veganismo de otras personas, utilizar toda la rabia que nos produce la situación de los animales no humanos para romper en pedazos a quienes no consuman de forma perfecta. Porque, por supuesto, son malas personas, no como yo, que mis hábitos de consumo me convierten en una buena persona. Una persona ética, justa.
Pero bueno, eso ya es cosa del pasado. Creo que es importante consumir de forma vegana todo lo posible, lo que pasa es que entiendo de economía política y no puedo desaprender lo aprendido. Voy a compartir mis conocimientos sobre este tema para que, si estás de acuerdo conmigo, también elimines ese TM de tu veganismo. O que, si no eres vegane, te plantees incluir el veganismo dentro de tus prácticas políticas.



¿Hasta qué punto el veganismo™, el veganismo basado en el consumo individual, ha resultado efectivo para acabar con la explotación animal? La mayoría de webs de noticias veganas te habrán contado que durante las últimas décadas el veganismo ha estado en alza. ¡Qué bien! ¡Más productos veganos que nunca! Pero… ups, ¿qué es esto? ¿La producción mundial de carne no para de aumentar, así como su consumo? ¿Actualmente asesinamos a más animales no humanos que nunca? ¿La FAO calcula que la producción de carne actual se va a duplicar para 2050 y que en los últimos 40 años se ha triplicado? Entonces, ¿qué pasa con todo el queso de anacardos que estoy comprando? ¿Significa esto que más veganes y más productos veganos no equivale a menos animales explotados y asesinados? Menudo jarro de agua fría para alguien que solía compartir memes en las redes sociales sobre cuántos animales había salvado en un año… Esta es una de las limitaciones inherentes del activismo basado en el consumo: conseguir que el veganismo sea rentable no equivale a que la producción de productos de origen animal no lo sea. Es totalmente normal, dentro de un sistema basado en el crecimiento perpetuo, que las industrias veganas y las no veganas puedan crecer al mismo tiempo.
Hay muchos otros motivos por los que el veganismo™ no va a acabar con el sufrimiento y la explotación animal:

La sobreacumulación

Cualquier mercado con el paso del tiempo tenderá a saturarse. Les consumidores dejarán de comprar, bien por decisión propia, o bien porque les capitalistas, en un intento de aumentar sus beneficios, recorten en salarios o en derechos laborales y les consumidores dejen de poder permitirse comprarlos. Por ejemplo, actualmente producimos el alimento suficiente para alimentar a toda la población global, pero no es distribuido de forma justa porque muchas personas no pueden pagarlo. La comida es una mercancía, no un derecho, y resulta más rentable sobreproducir y que el 40% de los alimentos producidos acaben desperdiciados que distribuirlos a personas hambrientas. Es decir, la escasez de alimentos no es real, está producida artificialmente.
A muches veganes les gusta decir que el veganismo es accesible a todos los bolsillos, pero esto no siempre es cierto: hay muchas condiciones estructurales que hacen que un consumo 100% ético y sostenible no sea posible para todo el mundo en todo momento. En lugar de negar esta realidad les veganes deberíamos ser conscientes de estas barreras estructurales y trabajar para destruirlas. Por ejemplo, el racismo institucional y la desigualdad de clase dan lugar a los llamados “desiertos alimentarios”, que afectan predominantemente a personas racializadas o de bajos ingresos. En EEUU más de 23 millones de personas viven en zonas con un acceso limitado a alimentos frescos, saludables y asequibles; y más de 21 millones de familias viven a más de 1,6 kilómetros del supermercado más cercano y no cuentan con un vehículo propio. Además, los distritos de ingresos más bajos suelen tener un mayor porcentaje de tiendas de conveniencia y restaurantes de comida rápida, lugares en los que no abundan los alimentos saludables ni veganos.
Poder comprar lo que quieras en cualquier momento no es representativo de la experiencia que viven de millones de personas, y no podemos abordar este problema sin tener en cuenta el racismo estructural, la gentrificación, la fuga de capitales y el sistema alimentario capitalista. Los salarios han estado estancados desde 1970, cuando la reforma económica neoliberal arrasó el globo y trató de liberar los mercados para el beneficio del capital. La parte de los beneficios que recibimos les trabajadores cada vez es menor y, como los trabajos se están externalizando y automatizando, no nos podemos organizar para exigir mejores condiciones, bajo la amenaza de una mayor externalización y automatización. En consecuencia, les trabajadores contamos con cada vez menos poder frente al capital, y cada vez existe una necesidad mayor de depender de herramientas como la Renta Básica Universal simplemente para que el sistema funcione.

Conglomerados empresariales

El capital tiende a concentrarse en cada vez menos manos así que, cuando compras un producto vegano, es probable que la compañía que lo produce forme parte de un conglomerado para el que ese producto sea sólo otra posibilidad más de obtener beneficios económicos, junto a otras muchas no veganas. Häagen-Dats, una empresa de helados que ha lanzado algunas opciones veganas, pertenece a Nestlé, una compañía conocida por la privatización del agua de diferentes pueblos alrededor del planeta y por utilizar uno de los chocolates menos éticos disponibles, obtenido en el Oeste de África, particularmente en la Costa de Marfil, a través de explotación infantil. O Chick-fil-a, una cadena de restaurantes de pollo frito cuyo Director Financiero se opone al matrimonio entre personas del mismo sexo y realiza donaciones económicas a fundaciones en contra de los derechos de las personas LGTBIQ+, además de asesinar a una cantidad enorme de animales… Ya veis que el consumo ético no es fácil.

Agricultura industrial

Según el libro A Foodie’s Guide to Capitalism de Eric Holt-Giménez, que analiza la insostenibilidad del modelo de agricultura capitalista, la agricultura está ligada al capitalismo desde su nacimiento, con el cercamiento de terrenos comunales y la acumulación originaria. La propiedad de la tierra tendió a acumularse en cada vez menos personas, expulsando a la gente de las zonas rurales, obligándolas a emigrar a las ciudades para convertirse en trabajadores precaries.
Monsanto, recientemente adquirida por Bayer, controla la mayoría de lo que comemos. Sus enormes monocultivos desestabilizan los ciclos de nutrientes y sus pesticidas dañan las tierras de cultivo. Uno de los pesticidas más peligrosos, los neonicotinoides, está matando a todos los polinizadores, necesarios para el funcionamiento de nuestro sistema alimenticio y para los ecosistemas. Por supuesto, ya que el capitalismo es capaz de convertir lo que serían amenazas a su existencia en nuevas vías de generar beneficios, ha surgido una nueva industria de servicios de polinización, que consiste en transportar en camiones miles y miles de abejas para que polinicen los cultivos en los que sean necesarias, como los monocultivos de almendras de California.
Teniendo esto en cuenta, ¿tiene sentido que, como veganes, no consumamos miel pero sí consumamos productos vegetales cultivados con pesticidas? ¿Es justo que no consideremos vegane a alguien que ocasionalmente consuma productos que puedan contener miel (por accidente o a propósito), pero sí a alguien consume almendras? Hay tantas cosas por las que luchar y son tan urgentes que la hipervigilancia de los patrones de consumo de les activistas no sólo es contraproducente sino también hipócrita. Nuestro sistema alimenticio nunca será sostenible, ni aunque toda la población del planeta se haga vegana.

Los bienes de consumo

¿Cuántes de nosotres tenemos teléfonos móviles? ¿Dirías que son cruelty free? ¿Sabes que el cobalto es extraído por niñes que trabajan en condiciones de explotación y esclavitud peligrosas y a menudo letales? ¿Que el ejército de EEUU ayuda a dictadores violentos a tomar el poder en países africanos para que permitan que sigamos controlando sus recursos? ¿Acaso comprando estos productos no estamos participando en algo cruel y perjudicial, tanto para les trabajadores como para los demás animales y el ecosistema en el que habitan? Soy consciente de que hay muches veganes anticonsumo o minimalistas pero, irónicamente, si la gente no compra se producen crisis. El sistema se estanca, la gente se queda sin trabajos y no puede permitirse adquirir alimentos, incluidos los productos veganos. La necesidad de un crecimiento perpetuo incentiva la creación de necesidades artificiales y falsa demanda. Si queremos luchar contra el consumismo, debemos luchar contra el marco económico que lo alimenta.

Consecuencias del Veganismo™

Me gustaría presentar una lista de algunos aspectos por los que un veganismo que se base sólamente en el consumo puede contribuir a otas formas de opresión dentro del movimiento.

  • Nazis veganes. En el veganismo hay nazis. A menudo ni siquiera lo son por los animales, sino por la “pureza” de su sangre. Muches veganes opinan que echarles del movimiento sería fragmentarlo; que hay que dejar la política en casa porque lo importante son los animales y cuanta más gente sea vegana mejor. La proliferación de nazis en este movimiento es permitida por un veganismo basado en el consumo y en la identidad. El antisemitismo también alimenta al sistema capitalista que destruye al planeta, a los animales no humanos y a comunidades marginalizadas alrededor del mundo. Gran parte de la retórica antisemita se usa para culpar a les judíes de las contradicciones del capitalismo, y el fascismo sólo es, por supuesto, capitalismo con esteroides.

  • Estilos de vida indígenas. Muches veganes acusan los modos de vida tradicionales de las comunidades indígenas de oprimir a los animales no humanos. Esto es completamente inapropiado, ya que les colonizadores fueron quienes llevaron la ganadería a norteamérica en el proceso de colonización. La ganadería fue una herramienta de colonización que permitía el control de grandes franjas de terreno y la centralización del control de los alimentos. Esto desplazó a las comunidades indígenas de sus hogares y destruyó su seguridad alimenticia. Estas comunidades tradicionalmente percibían al ser humano como una parte integral de los ecosistemas y se encontraban muy lejos de los horrores de la ganadería industrial.

  • Israel y el vegan washing. Junto con el pink washing y el art washing, el Estado israelí está utilizando el veganismo para lavar su imagen y esconder la brutal ocupación colonial y la limpieza étnica del pueblo palestino. En las Fuerzas de Defensa de Israel ofrecen botas, berets y comida vegana, para que puedas masacrar al pueblo palestino, destruir sus casas y bombardear sus escuelas sabiendo que ningún animal ha sufrido en el proceso. Un montón de influencers veganes han sido invitades a girar por Israel para participar en este proceso de blanqueamiento a través del veganismo. Muches afirmaron que en el momento no eran conscientes realmente de lo que estaba pasando con Palestina; otres simplemente se justifican con que, ya sabes, lo importante son los animales. Una vez más: deja la política en casa.

  • Racismo y explotación animal. Para encontrar conexiones entre el racismo y la discriminación hacia los demás animales no tenemos más que echar un vistazo al complejo industrial de prisiones, una industria privada y con ánimo de lucro que utiliza como mano de obra a preses en condiciones de esclavitud. Por ejemplo, en cierta prisión de Colorado les preses trabajan a cambio de pocos céntimos la hora ordeñando vacas y cabras, fileteando pescado o cosechando miel. También encontramos estas conexiones en los barrios de las comunidades racializadas, a menudo los lugares escogidos para construir los mataderos, en un ejemplo de racismo e injusticia medioambiental. Los mataderos suponen un riesgo increíble para la salud pública de las poblaciones cercanas, y son una muestra de cómo las políticas medioambientales y el especismo están conectadas de forma intrínseca.

Veganismo antiespecista

Por todo ello, abogo por un veganismo que se base en un posicionamiento político firme y no sólo en una lista de la compra; un veganismo que rechace el estatus de propiedad de los animales no humanos, que no existen para nuestro beneficio y deben ser respetados como seres sintientes y autónomos. El veganismo como posicionamiento político rechaza el especismo, es decir, la discriminación institucional y el prejuicio contra los animales no humanos por razón de su especie. El especismo no sólo es una línea divisoria entre animal y humano, sino que también establece jerarquías entre distintas especies no humanas: hay animales que amamos y consideramos familia; otros que odiamos y vemos como plagas a exterminar; otros que son percibidos como preciosos y exóticos y queremos su protección y libertad; y otros que encerramos y explotamos en condiciones horribles. Un ejemplo de cómo privilegiamos a unas especies frente a otras, también relacionado con el racismo, es el festival de Yulin en China, en el que se consume carne de perro: hay gente que está escandalizada por la existencia de este festival pero que sigue consumiendo productos cárnicos provenientes de la ganadería industrial.
Quienes creemos en el antiespecismo y en la liberación animal incorporaremos el veganismo en nuestras vidas siempre que sea posible y practicable. Este veganismo tendrá un aspecto diferente dependiendo de cada persona, en base a diversos factores socioeconómicos, políticos o personales como nuestra relación personal con la comida o nuestros problemas de salud. Esto no significa que todes tengamos vía libre para consumir productos de origen animal, debemos intentar evitarlos lo máximo posible, sino que las políticas de la pureza son contraproducentes y que es necesario centrarnos en trabajar en la destrucción de los sistemas de opresión.

Autonomía corporal

Detrás de todos los sistemas de dominación y opresión se encuentra un desprecio hacia la autonomía corporal de otros seres sintientes. El racismo, el patriarcado, el capitalismo… todos estos sistemas violan la autonomía de otros seres, ya sea por poder, avaricia o placer. Hay académiques veganes que afirman que la carne es una vía de entrada hacia otras formas de opresión: una vez que aprendes a oprimir a un grupo, se vuelve fácil deshumanizar y oprimir a otro. Aph Ko en su libro Aphro-ism habla de cómo lo animal es realmente un conjunto de diferentes colectivos marginalizados clasificados de forma jerárquica. Cuanto más abajo se encuentre un colectivo en esta jerarquía, más deshumanizade y animalizade estará y más fácil será su marginalización.

Para terminar, me gustaría nombrar una serie de razones por las que, aunque el consumo individual tenga serias limitaciones a la hora de enfrentarse a las estructuras de dominación y opresión, es necesario que consumamos de forma vegana siempre que sea posible.

  • Las decisiones individuales importan. Les que opinan que las decisiones individuales no sirven para nada no parecen estar tan relajades en los demás movimientos sociales. Por ejemplo, sabemos que el machismo está ligado una serie de estructuras políticas y socioeconómicas, pero nadie va diciendo que va a continuar participando en la cultura de la violación hasta que llegue la revolución y desmantelemos estas estructuras. Honestamente, no estoy convencida de que personas que actualmente no están dispuestas a adoptar ningún tipo de cambio se vayan a hacer veganes inmediatamente en el minuto en el que consigamos establecer algún tipo de economía política alternativa.

  • Destruir a le especista que llevamos dentro. Es necesario que comencemos a desmantelar el especismo que tenemos interiorizado y que reflexionemos sobre las relaciones que queremos tener con los animales no humanos y con los entornos en los que vivimos. Si no empezamos ya a adoptar cambios en el modo en el que nos relacionamos con nuestro entorno, no veo posible que vayan a suceder mágica y repentinamente en un mundo post-revolución.

  • El cambio climático. Las decisiones individuales no van a frenar el cambio climático, pero es importante que cada une pongamos nuestra parte en la reducción de nuestra huella de carbono. Una de las formas más fáciles de conseguir este objetivo es el veganismo. Debemos entender que la ganadería es inherentemente insostenible e ineficiente, y que si queremos construir un mundo post capitalismo y post precariedad es necesaria una reducción significativa de la ganadería o su completa abolición. Es importante que comencemos a adoptar estos cambios ya, para ir configurando el mundo en el que queremos vivir y asegurarnos de que somos capaces de vivir y alimentarnos al margen de estas industrias.


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